La fama del marisco de Galicia se debe a su extraordinaria calidad y sabor.
La riqueza de las aguas de las rías gallegas y la experiencia de los gallegos como productores y comercializadores de marisco, hacen de este producto algo único en el mundo de la alimentación y la cocina.

Mariscos con cabeza: La cabeza debe ser translúcida y el cuerpo no debe tener manchas oscuras. La carne debe estar firme y el caparazón, resistente y brillante.
Mariscos bivalvos: La concha debe estar cerrada y, si se abre ligeramente, debe cerrarse al tocarla. El líquido entre ellas ha de ser abundante y de color claro.
Cefalópodos: Deben tener una carne firme y un color entre blanco nacarado y blanco rosado y ligeramente brillante.

Para cocer marisco se deben añadir 4 cucharadas soperas de sal por litro de agua.
Bogavante mediano: 20 minutos.
Bogavante grande: 30 minutos.
Buey mediano: 20 minutos.
Buey grande: 30 minutos.
Camarón: 2 minutos.
Centolla mediana: 20 minutos.
Centolla grande: 25 minutos.
Cigala mediana: 2 minutos.
Cigala grande: 4 minutos.
Gamba: 2 minutos.
Langosta mediana: 20 minutos.
Langosta grande: 30 minutos.
Nécora mediana: 8 minutos.
Nécora pequeña: 6 minutos.
Percebe: En cuanto vuelvan a hervir ya están listos.

Comer productos del mar crudos o mal cocinados puede producir enfermedades por bacterias patógenas, virus y parásitos.
Las bacterias patógenas pueden proceder del hábitat de los peces (contaminado o no con aguas residuales) y/o manipulación durante el procesamiento y preparación.
La depuración de los mariscos garantiza que estos alimentos lleguen a nuestra cocina en unas condiciones higiénicas óptimas para la alimentación.

Sí, los pescados y mariscos son unos de los alimentos que más alergias producen.
La alergia se produce cuando el sistema inmune del afectado tiene una reacción anormal a las proteínas de los pescados, crustáceos o moluscos.
Entre los mariscos, los crustáceos (camarones, langostinos, cangrejos, percebes, etc.) son los que causan más alergias. Las reacciones alérgicas a los mariscos suelen ser agudas y durar toda la vida, y aparecen más habitualmente en adultos.
Cuando una persona tiene una alergia a una especie, puede ser alérgico a otras especies dentro del mismo grupo. Por ejemplo, si es alérgico a la langosta, es posible que sea alérgico al mismo grupo (crustáceos), como el bogavante. Sin embargo, si una persona es alérgica a los pescados, no necesariamente es alérgica a los mariscos.
Los pacientes asmáticos pueden tener reacciones alérgicas graves a los pescados y mariscos.